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“Pero me queda
el consuelo de la pintura. Y para mí la pintura
es la vida. Trabajaré hasta que me extenúe,
hasta que se me adelgacen las fuerzas, tanto, que ya no
pueda sostenerme ni sostener el pincel, pero entonces
sería capaz de pintar mentalmente para que los
dibujos seas ideales, para que nunca se puedan transportar
hasta la miseria material de la tela o el muro”.
Delhy Tejero interpreta y plasma en sus
obras el secreto de su universo íntimo, con sus
conceptos, sus creencias y su mística, con sus
sentimientos y visiones, con sus luces y sus tinieblas,
logrando que lo ordinario funcione como sublime, que lo
cotidiano resulte maravilloso, que lo conocido alcance
la seducción de lo ignorado, y que lo limitado
y ya visto cambie de sentido y se convierta en entrada
de un lugar inquietante, de un sitio maravilloso e infinito.
José Marín-Medina
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